domingo, 28 de septiembre de 2008

¿Él?

Seria innecesario describir esta imagen porque a leguas se le nota que estuvo jugando con el maquillaje de mamá y que utilizó varias prendas con sus respectivos juegos de tacones y carteras.
Para qué describir el cargo de conciencia que tiene el pobre en ese momento con sus padres y amiguitos del jardín, que desde hace 5 años de su nacimiento los tiene engañados a punta de apariencias y simulaciones de tener romances con Jimena (la compañerita de la ruta escolar), si al final de cuentas tiene que lidiar con su propia realidad. Es de humanos equivocarse, y más en esa etapa tan tormentosa, donde de cada tres cosas que hacen, dos y media no debieron ni siquiera pensar. Por eso, qué se ganaría con entrar en detalles de lo que está viendo en ese momento, si es evidente que logró escaparse de casa para mirar por el hueco que separa su patio con el del vecino y así imaginar con envidia cómo será su futuro envuelto de extensiones y lentejuelas, tacones y margaritas, colores y locura.

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